Turismo

Un sello ecológico para el turismo

Viajar debe ser sinónimo de cuidar el planeta, pero por desgracia, no siempre es así. Hasta el día de hoy, el turismo (y los turistas) han generado un total de 4,5 millones de toneladas de residuos al año. Una cifra llamativa a la que cada vez se ve más necesario poner remedio.

De la necesidad de cuidar el mundo que nos rodea, y crear conciencia sobre ello, la Unión Europea ha creado una etiqueta reconocida en todos los países de la comunidad, #Ecolabel. Su fin, demostrar a clientes y consumidores qué alojamientos cumplen con los veinte criterios ecológicos que se exigen. Un sello que, además de apostar por el medio, mejora la reputación de cada uno de los establecimientos que cuentan con él al demostrar su responsabilidad social para con el medio.

Viajar en sostenible

Es posible descubrir el mundo encontrando un balance entre la sostenibilidad y los viajes. Son ya muchos, los destinos y alojamientos que se han reinventado para enfocar su producto al cuidado del medio. Desde hoteles, hostel o casas rurales hasta ciudades enteras, sin olvidar los bares y restaurantes que se han lanzado de lleno a por los productos de kilómetro cero. Destinos que poco a poco han ido evolucionando a la par que las necesidades del planeta, con el fin de adaptarse a la era en que vivimos.

La revolución de los viajes acaba de comenzar

Esa estabilidad que se busca a la hora de viajar en sostenible la facilita la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea, #Ecolabel. Con ella, se identifican los alojamientos turísticos que respetan el medio bajo unos parámetros estrictos de calidad y garantías enfocados a frenar el cambio climático. Por eso, elegir alojamientos sostenibles, es prácticamente el equivalente cuidar el planeta.

Estos lugares de hospedaje, que se pueden visualizar uno a uno en su página web, prestan una atención 360º a su impacto social. Desde la llegada del huésped, ofrecen información sobre opciones sostenibles para desplazarse como bicicletas eléctricas, patinetes, coches eléctricos o autobuses.

Los alojamientos en sí mismos son otro de los puntos importantes a la hora de reducir las emisiones de los gases efecto invernadero, pues cada uno de ellos ahorra más de un 50% de energía gracias al empleo de electrodomésticos y bombillas eficientes. Lo mismo ocurre con los sistemas de calefacción y refrigeración, que ahorran recursos logrando una mayor eficiencia energética.

En su interior nada cambia, a excepción de que no cuentan con envases innecesarios ni cubertería de un solo uso y, que todos los productos de higiene son respetuosos para con el medio. En cuanto al agua, un recurso apreciado en centros turísticos e islas, su enfoque es circular lo que permite un mayor ahorro. Así, poco a poco, los hosteleros han ido introduciendo pequeños cambios que a la larga y en gran volumen marcan una gran diferencia como grifos, inodoros y duchas más eficientes, el reciclado del agua de lluvia y la reutilización de toallas y sábanas. Este es solo el comienzo de las pequeñas transformaciones que harán que viajar, a partir de ahora, sea una actividad respetuosa con el medio.

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